
Proceso y objetivos
Conoce cómo, a través de un proceso abierto y colaborativo, se está evaluando el IV Plan Canario sobre Adicciones, identificando logros, retos y los objetivos que marcarán el camino hacia unas políticas más eficaces y participativas.

Objetivos del proceso
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Analizar la ejecución del plan, valorando el grado de cumplimiento de las estrategias y acciones previstas, así como los logros alcanzados y las áreas pendientes de desarrollo.
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Evaluar la efectividad de las intervenciones, en términos de reducción del consumo de sustancias psicoactivas y de las adicciones comportamentales.
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Examinar la eficiencia en el uso de los recursos asignados, garantizando la sostenibilidad, calidad e impacto de las acciones realizadas.
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Proporcionar recomendaciones estratégicas, basadas en las lecciones aprendidas, para orientar el diseño de futuros planes y programas.
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Promover la sensibilización y participación ciudadana, difundiendo los resultados del IV Plan y fomentando la implicación activa de la sociedad en el proceso evaluativo.
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Identificar las intersecciones entre adicciones y salud mental, priorizando la atención integral y la coordinación intersectorial.

Enfoques del proceso
La evaluación de las acciones y objetivos recogidos en el IV Plan Canario sobre Adicciones (2022-2024) es esencial para conocer la eficacia y eficiencia de las políticas desarrolladas.
El proceso de evaluación se construye sobre lo recogido en su propio articulado (punto 13.5), asegurando rigor técnico, coherencia institucional y participación social, y sentando las bases para el futuro planeamiento.
La evaluación diseñada combina diferentes enfoques:
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Revisión documental de informes, memorias y estadísticas oficiales.
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Medición a través de indicadores de diseño, proceso, resultado e impacto, que valoran tanto la coherencia como la efectividad de las acciones.
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Participación activa de instituciones, entidades sociales, profesionales, ciudadanía y personas afectadas, asegurando una visión representativa y cercana a la realidad.
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Contextualización en el marco canario, adaptando los instrumentos, procesos y resultados a la diversidad social, territorial y demográfica del archipiélago, en especial y desde las competencias de la ley 9/98 en el ámbito local.
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Perspectiva multidimensional, incorporando factores individuales, familiares, comunitarios y socioeconómicos.
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Mejora continua, garantizando la sostenibilidad de las acciones exitosas y el rediseño de aquellas que no cumplieron con los objetivos previstos.
Proceso colaborativo para la evaluación
El IV Plan Canario sobre Adicciones (2022-2024), alineado con la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024, adaptó sus principios y acciones a las particularidades y necesidades de nuestra comunidad autónoma.
No obstante, los cambios en los patrones de consumo, la aparición de nuevas adicciones comportamentales y el impacto socioeconómico y sanitario de la pandemia de COVID-19 han transformado de manera significativa el panorama de las adicciones y las demandas de atención.
Durante la pandemia se intensificaron los problemas de salud mental y adicciones, con especial incidencia en el uso indebido de medicamentos y en el aumento de conductas de riesgo
Este escenario pone de relieve la necesidad de políticas públicas integradas, diseñadas desde una perspectiva de salud comunitaria que garanticen equidad, calidad y accesibilidad. Al mismo tiempo, hace imprescindible una evaluación profunda del IV Plan y el diseño de nuevas estrategias que respondan de manera eficaz a estas tendencias, reforzando los mecanismos de prevención, atención e inclusión social.
En Canarias, en los últimos años la interrelación entre salud mental y adicciones ha llevado al Gobierno a impulsar estrategias integrales coordinadas por la Dirección General de Salud Mental y Adicciones. Este modelo articula recursos y servicios de ambas redes, priorizando un enfoque centrado en la persona y fomentando la colaboración con el tercer sector.
De esta manera, se busca mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y promover su plena inclusión social, reforzando la atención a las nuevas realidades y desafíos.
Hoy, los cambios en los patrones de consumo, la aparición de nuevas adicciones y el impacto de la pandemia hacen necesaria una revisión profunda del plan y la construcción de estrategias renovadas que respondan a las nuevas realidades.
Este proceso de evaluación se desarrolla de forma colaborativa e integral, incorporando la mirada de profesionales, entidades sociales y ciudadanía, con el fin de:
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Analizar los avances logrados.
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Identificar retos emergentes, como las adicciones comportamentales o el abuso de medicamentos.
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Fortalecer las políticas públicas desde una perspectiva de salud comunitaria, equidad e inclusión.
